El dinero es el motor de este mundo en el que vivimos. Bueno el motor en el mundo de las personas. Así que hablemos de dinero y de lobos. La caza del lobo es defendida por algunos ganaderos que achacan pérdidas económicas a los ataques de lobo. Primero hay que matizar que los ataques de este depredador afectan a solo un 0’7% de los ganados en España. Segundo que existen medidas efectivas desde hace siglos que no hacen necesario ningún «control de la especie» (o sea matar lobos de forma premeditada y consentida) por parte de la Administración. Estas medidas son los mastines, la recogida nocturna del rebaño y el pastor eléctrico. Cierto es que los gastos que estas medidas generan podrían ser sufragadas por el Gobierno. Y podrían serlo si el dinero se dirigiera a la sostenibilidad en vez de a la matanza. Matar lobos produce un desiquilibrio brutal dentro de los ecosistemas, que lo necesitan para regular las poblaciones de herbívoros (corzo, jabalí, ciervo…) que pueden llegar a diezmar la vegetación así como para la eliminación natural de ejemplares enfermos o débiles. Pero es que además cuando se mata a un lobo no se sabe «quién» es ese lobo. La muerte de un alfa supone la descomposición de la manada, dejando a los ejemplares en una posición de debilidad que les lleva a atacar a presas más fáciles: como las ovejas.
Pero es que el lobo vivo genera dinero. El turismo emergente que busca observar al lobo en su medio natural atrae cada año a más gente que quieren disfrutar del espectáculo de contemplar a este animal majestuoso. Porque aprovecho también para resaltar que la verdadera observación y deleite de la vida salvaje es exactamente así: salvaje. Coger a cualquier animal, encerrarlo en una jaula o vitrina o cercado, me da igual, y exponerlo como una atracción de feria no solo lo denigra, quitándole esa magnificencia que solo la libertad puede darle, sino que es una forma de tortura, física y sicológica, que lo destruye poco a poco, proporcionándole una vida de dolor abocada a una muerte indigna y cruel. Como siempre digo, los animales salvajes han nacido para ser libres. Y es así como debemos admirarlos y amarlos, aunque nunca lleguemos a verlos en directo. ¿Qué mas da eso? Lo importante es saber que están ahí, que están dignamente vivos, y para eso debemos protegerlos de todos aquellos que quieren dañarlos. Y lo más importante inculcar en las nuevas generaciones la importancia de preservar estas joyas vivas, como el lobo ibérico, que es animal y es emblema de toda una Historia y de una fauna y flora únicas, las nuestras. Es nuestro Patrimonio Natural ¿de verdad vamos a dejar que lo destruyan?
El domingo 12 de Marzo las calles de Madrid se van a llenar de amigos del lobo que vamos a clamar y a apretar las tuercas para que el Estado se decida a ser el espejo de una España avanzada y cívica, y no de una zafia y anticuada. Eso sí, vamos a ir con lágrimas en los ojos. En la víspera, en la localidad de Villaciervos, se subastarán las vidas de un número indeterminado de lobos para que acaben decorando con sus cadáveres disecados el salón de unos cuantos energúmenos sin corazón.
Mientras espero que el Gobierno razone e incluya al lobo en esa lista de animales protegidos, como el oso, como el lince, sin tener que llegar a los extremos críticos que llegaron estos pobres perseguidos (¿es qué no se ha aprendido nada?) me quedo escuchando en mis cascos la música única de nuestros montes, el aullido de nuestro lobo. Que no se apague nunca. Lucharemos por ello.
Os dejo más información sobre la situación política del lobo ibérico en estos artículos enlazados a continuación de la foto:
https://defensaloboiberico.org/category/prensa/