VUELVE, A CASA VUELVE

VUELVE, A CASA VUELVE

A mucha gente se le llena la boca diciendo que odia las navidades. Entiendo que para muchos pueden ser unas fechas poco alegres porque echan de menos a algún ser querido perdido. Los que sienten nostalgia de algún tiempo pasado. O a quienes les recuerda una efeméride triste que coincide con estas fechas. Esos sentimientos son lógicos y completamente lícitos.

Yo me refiero más bien a aquellos a quienes les encanta decir que odian las navidades para adoptar una posturita cool y modernilla. Estamos de acuerdo en el tema de que se explota de forma obscena el consumismo, acompañado habitualmente por esos anuncios que quieren tocarnos la fibra y hacernos comprar como posesos. Pero todo depende de como uno mismo se lo tome. Puedes seguir esa corriente o no hacerlo, si no estás de acuerdo. No puedo evitar que aquellos que me sueltan la cantinela de su aversión navideña por puro postureo me den bastante rabia. Respeto todas las opiniones, pero que queréis que os diga, a mi me encanta cantar villancicos, las vacaciones, las comilonas, los regalos, y sobre todo, sobre todo estar con los míos. Con los que veo a menudo y con aquellos que veo menos de lo que me gustaría por vivir a cientos de kilómetros. Para mí la navidad no es el niño Jesús (carezco de sentimiento religioso alguno y la Iglesia no es precisamente santo de mi devoción –chascarrillo-) ni lanzarme a las calles en pos de un ímpetu comprador desaforado, ni siquiera son los turrones, que no me gustan demasiado. No. Para mi la navidad es viajar a Alicante y pasar unos días con esas personas a las que veo poco y que tan importantes son para mí. Significa reunirme con mis seres queridos de allí (mi Alicante) y también con los de aquí (mi Barcelona) y celebrar el tiempo que hace que nos conocemos mientras brindamos con cava. Significa recordar a aquellos que nos dejaron y que perviven en el corazón.
Y significa uno de los momentos más importantes para mí: llegar a casa esta noche y que, otro año más, mi madre abra la puerta y me cante esto (lagrimita, snif.)

Vale que nosotras en vez de perro tenemos un loro y que el árbol es bastante más cutre, pero os puedo asegurar que nuestro abrazo es mucho, muchísimo más intenso (para tener 70 años no sabéis la fuerza que tiene esa mujer en los brazos…)

Sea como sea, que a los que no les guste la navidad disfruten de todas sus ventajas mientras mascullan quejas entre dientes. Y a todos los que si os gusten disfrutadlas, mascullando también, pero mientras coméis polvorones. A todos: ¡Feliz Navidad! ¡Y feliz año nuevo!

Pd: Espero que todos los que me léeis sigáis haciéndolo y que se unan a Vivalifeblog muchos más. El año 2015 promete comenzar con unos artículos calentitos, calentitos.